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Sierra Mágina en violeta. A la derecha, el cerro Aznaitín |
¿Qué tendrás violeta amada
que me alegras la mirada?
Antonio del Castillo Vico
Cuenta la leyenda que tras la muerte
del Hijo fue tanto el dolor de la Inmaculada Madre, que las violetas, hasta
entonces blancas, se tiñeron de púrpura para acompañar el sufrimiento de María.
En la simbólica del color violeta no sólo cabe dolor, también valor, el del soldado, cuya
sangre representó en Roma la violeta, flor fúnebre.
En la Edad Media la especie salvaje odorata se usó en pócimas y brebajes. También con esta humilde flor de suave aroma, el romántico
expresaba su lealtad a la amada y su afán de protección.
Los pétalos son comestibles y los
llamados "pensamientos" (Viola tricolor) son especies y variedades domesticadas de violetas.
Mi abuela María nos regalaba a los nietos, por Reyes, una cajita de caramelos con figura y sabor a violeta. No me gustaban mucho esas dulces golosinas, por entonces era más de sal que de azúcar, pero sí agradecía que mi abuela me los regalara. Por su afecto acababa consumiéndolos entre clase y clase. Me estimulaban.
En su libro Eleusis (2012), el poeta Miguel Florián dedica uno de sus poemas a esta flor:
MUY POCO PUEDE HACER LA VIOLETA
para alcanzar la luz. Su tallo es frágil.
El moscardón se posa en su corola.
La flor se inclina hasta rozar la tierra,
se une con el color metálico del sueño,
como si el filo acerado de la muerte
la cubriera de fuego, de luminosa escarcha.
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Pensamiento silvestre de Cazorla, en cuyo parque medra un endemismo, la Viola cazorlensis |
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