miércoles, 23 de marzo de 2022

DUBIUS & RATAMA LOCA

Cantophorus dubius en Osyris alba, 21 agosto 2018

Catophorus dubius y Osyris alba


En pleno verano las ninfas de Cantophorus dubius, de adulto hemíptero negro azulado, lucen su venenoso rojo de inmaduros sobre los frutos de Osyris alba, una planta que complementa su dieta, la de la planta, con el jugo de las raíces que roba a otras, semiparásita.

Pensaba el Aquinate que en la naturaleza, junto al orden físico impuesto por la divinidad conviven órdenes alternativos, al menos temporalmente, planes demoníacos.
A veces pienso que razón llevaba.



RETAMA LOCA

Plinio ya llamaba Osyris alba a este curioso arbusto de tallos retamoides, abundante en encinares de nuestra provincia, en setos y bosques islas de toda la zona olivarera. De la misma familia del sándalo, es mata semiparásita: a la fotosíntesis añade alimentos que extrae de las raíces de otras especies mediante órganos chupadores de las suyas (haustorios).





Los poetas antiguos la llamaban "casia". Fue empleada para limpiar la ropa y con ella se fabricaron escobas y curtieron cueros, porque es rica en taninos. Es refugio para aves y pequeños mamíferos y sus bayas alimento de muchas especies silvestres, incluidos los insectos.

Lo de "alba" es engañoso, más que blancuzca, azulea (glauca).

ANDRENA Y BRYONIA



Dedico esta entrada a Armando López Ruiz, excelente fotógrafo
que sintió curiosidad al ver el ingenio con que la Bryonia trepaba 
por ajenas ramas usando sus zarcillos como muelles...


ANDRENA FLOREA Y BRYONIA DIOICA (Nueza)


Esta abeja es fácil de reconocer porque luce dos o tres anillos rojizos en el abdomen. Se alimenta de néctar de distintas flores silvestres, pero sólo del polen de la nueza o nabo del diablo (Bryonia dioica), una cucurbitácea trepadora venenosa. Andrena florea es abeja solitaria que excava sus nidos en la arena, en márgenes de bosques, jardines y prados, cerca de los pueblos, con cámaras subterráneas donde acumulan el alimento para sus larvas y de las que emergen los adultos en primavera, los machos más pequeños y las hembras más velludas.

Andrena florea, hembra.


Las he fotografiado durmiendo en el cáliz de las flores de la nueza. En la de arriba, dos machos compiten por copular con la hembra que es más grande, en difícil equilibrio. Ménage à trois, que dicen los gabachos.

Una florea acudiendo a su fuente nutricia


El género Andrena contiene más de 1.300 especies. Bryonia dioica presenta pies masculinos y femeninos (dioica). Es fácil verlas en jardines y parques, siempre que cerca crezcan, en cunetas y ribazos, las nuezas, que a veces se agarran a los olivos aprovechando las humedades de los goteros. Lo brotes de la nueza se confunden con espárragos.

Frutos inmaduros de Bryonia dioica,  pueden verse los largos zarcillos
con los que se abraza a lo que puede. Sus bayas luego enrojecen.


Una abeja cuco disfrazada de avispa, Nomada succinta, introduce ladinamente sus huevos en los nidos de Andrena florea para que sus ninfas se aprovechen del trabajo ajeno.

Nabo del diablo. La poderosa raíz de la Bryonia dioica,
muy tóxica y difícil de eliminar en los cultivos.

La nueza o nabo del diablo es natural de los bosques de la Europa central y meridional. Las plantas no tienen sistema nervioso (tan costoso desde el punto de vista energético), pero cualquier organismo vivo, y las plantas angiospermas son supervivientes complejos, están preparados para responder a los desafíos del entorno como resultado de la selección natural. Es lo que llevó a R. C. Lewontin a afirmar que las plantas resuelven problemas, por eso Maeterlinck les reconoció inteligencia (distinta de la nuestra). 

En efecto, las plasntas poseen mecanismos adaptativos que las facultan para solventar las dificultades que surgen en el desenvolvimiento de su vida: saber de qué lado viene la luz y de qué lado hay una pared, o cuándo es de día para abrir las flores y cuándo es de noche para cerrarlas (Antonio Diéguez Lucena. La evolución del conocimiento, 1, 5).

En su simbiosis con la Abeja, la planta ofrece alimento y también albergue habitual a la abeja, que descansa de sus labores y duerme en ella: