sábado, 20 de noviembre de 2021

MIRLO

 

Turdus merula, macho

Para @PiliCarrington,
que aprecia la compañía del mirlo,
su canto mañanero.




Es el mirlo al estornino
lo que el hidalgo al villano (1),
merula (2) llamó el latino
al Kottýfos del gran sabio (3)
qu'es territorial y vulpino (4):
¡en su campo no entra hermano!,
menos la hembra en su nido (5).
Cuando nazcan los pollos,
los dos cuidarán de todo:
de la caca y de los bollos (6).



Notas

(1) No es casual que el ornitólogo le haya puesto al estornino europeo el nombre de Sturnus vulgaris. Es menor de tamaño, de cola corta y forma grandes bandadas, al contrario que el mirlo.

(2) Del latín 'merula' procede el español "mirlo". Varron da como explicación etimológica un diminutivo de mera: Merula es el quasi Mera, «casi solo», que no vuela en grupo, lo que nos da bien cuenta del carácter solitario de esta ave.

(3) El gran sabio de origen macedonio, el Filósofo por antonomasia de los escolásticos, maestro de Alejandro el Grande, o sea, Aristóteles En efecto, Κοττύφος llamó Aristóteles al mirlo en el capítulo 18 del 9º Libro de los animales. Carlos Linneo en 1746 describió a este paseriforme en su libro sobre la fauna sueca. Allí figura Turdus ater, rostro palpebrisque fulvis, es decir, "zorzal negro con las ojeras y el pico amarillos". Se fusionó con los zorzales en el género Turdus, según su nombre en sueco kiltrast, "zorzal negro".

(4) Con "vulpino", zorruno, quiere decir el poeta astuto, precavido, cualidades estas que se atribuyen a la vulpeja.

(5) Cada macho delimita su propio territorio durante su primer año de existencia y lo mantiene si puede toda su vida. Su "reino" va desde 0,2 a 0,5 hectáreas en el bosque hasta 0,1 a 0,3 hectáreas en la ciudad. Durante la temporada de cría un mirlo no soporta a ningún congénere, con la excepción de su pareja. Las peleas entre las hembras, también territoriales, son menos frecuentes, pero también más violentas.

(6) La hembra construye el nido con la ayuda del macho, que suministra materiales. Pone de dos a seis huevos azul-verdosos y manchados de marrón rojizo. Tras la incubación, de doce a catorce días, tanto el macho como la hembra se ocupan de la alimentación y la eliminación de las bolsas fecales de los polluelos, manteniendo limpio el nido que construyeron preferentemente en matorrales altos de hiedra, acebo, espino, madreselva, aligustre...

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