domingo, 26 de diciembre de 2021

ELÉBORO

 

9 de mayo de 2009. Sierra de Cazorla

Del epitimio o epítimo (helleborus foetidus) dicen que es planta parásita del tomillo y contaron que purga la melancolía cuando resulta bilis negrísima; así como el hongo agárico cura de exceso de flema y el ruibarbo saca la cólera y la pimienta, reina de las especias, conforta y aprieta. Pero la teoría de los cuatro humores es agua pasada y no he encontrado confirmación científica de su condición parásita, o semiparásita.

Aparte de "epítimo", al eléboro silvestre también se le llamó veratro. Pedro Mejía escribe: "La codorniz come el veratro, que es la yerba del ballestero, sin que le haga daño, y otras aves mueren en comiéndola, y el hombre, si es herido con ella, lo mata" (Silva de varia lección, II, 39).

En efecto, "los latinos le llamaban veratrum et melampodium, y en castellano se llama urdegambre, y por otro nombre yerba de ballesteros. Tiene virtud admirable para curar los humores melancólicos" (Covarrubias, s. v. "eléboro").

El DRAE dice de la hierba de ballestero que es el veneno hecho con un cocimiento del eléboro. En efecto, con esa sustancia extraída del Helleborus foetidus parece que envenenaban los ballesteros sus flechas.

Es una hierba perenne que crece hasta el medio metro y divide sus hojas en foliolos coriáceos irregularmente palmeados. Sus flores con forma de taza están formadas por sépalos verde amarillento con márgenes rojizos. Es frecuente en márgenes y claros de encinares de montaña.

Florece en invierno o principios de primavera. Toda la planta es venenosa, aunque no letal para el hombre. El polvo de sus hojas y flores secas se usó como purgante. Las hormigas depredan y dispersan sus semillas, así como los ratones de campo.

Sierra de Cazorla, 14 noviembre 2021


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