domingo, 2 de enero de 2022

BELLOTAS Y BALANINOS



TIEMPO DE BELLOTAS


Uno no se explica cómo en una península donde tanto valor ecológico tuvieron y tienen robles, alcornoques, quejigos y encinas (género Quercus), la bellota posee tan poca consideración culinaria y simbólica, salvo metabolizada, claro, por el marrano ibérico en sabrosas chacinas y jamones pata negra. Indiscutible el valor nutritivo de la bellota, que la hace fruto preferido por las ardillas, tan listas.

A nuestro ridículo héroe a la par que entrañable don Quijote, le trajeron las bellotas servidas por unos cabreros recuerdos de aquella Edad de Oro en que no había ni "tuyo" ni "mío" porque cualquiera alzaba la mano y de las robustas encinas obtenía liberalmente el dulce y sazonado fruto. Todo era paz entonces, todo amistad, todo concordia.

- ¡Ya, ya!

Mi madre, en los inviernos de hace medio siglo, más rigurosos que los de hoy (a fin de año están nuestras bellotas en su punto), me llenaba el bolsillo con ellas y, con hambre de nene, a mí me sabían a gloria a la hora del recreo. Así que me traigo un puñado todos los años de una encina amiga (subespecie "ballota") que las regala dulcísimas. Gracias a Dios, esta y otras de los Cerros han sobrevivido al hacha, a la motosierra y a la "Seca", enfermedad que está asolando muchos encinares españoles en la actualidad.

Existe un programa civil para plantar un millón y medio de bellotas mejorando nuestros bosques y plantando cara al cambio climático: http://lagranbellotadaiberica.org/


Larva de Curculio elephas, el balanino de la bellota


BALANINOS


Este níveo y translúcido gusanito es la larva de un escarabajo: el gorgojo de la bellota. El adulto tiene una larga trompa que mide más que su cuerpo, de ahí su nombre Curculio elephas, o sea, gorgojo elefante. Tras aparearse en primavera, la hembra usa su larguísima probóscide para hacer un diminuto pero profundo agujero en la bellota, se da vuelta, pone el huevo y empuja con la trompa hasta el fondo. Cuando la larva ha engordado y la bellota ha caído, hace un mayor agujero y se entierra en la tierra donde pasará el invierno y pupará.

He contado arriba como cuando chico y con carámbanos en los aleros de las casas, antes de salir para la escuela, mi madre me llenaba el bolsillo con algunas bellotas..., sigo buscando las más dulces, de encinas viejas, y sigo comiéndolas con gusto, ¡si no se me adelanta el balanino!

Melchor de Santa Cruz cuenta la historia de un "cristiano nuevo" (judío converso) que comía en el campo con unos caballeros. Circuló un "pernil de tocino" y el pobre hebreo, por temor, se tragó con su asco, que disimuló, el jamón con su tocino, que "marrano" era y jamás lo había comido aunque fuese cristiano sincero. En cuanto pudo se alejó y apoyado en una encina se metió los dedos en la boca y vomitó. Dos caballeros le vieron y se burlaron preguntándole cómo era que el estómago no lo admitía. El converso respondió con ingenio: "No es eso, no. ¡En cuanto sintió el puerco la bellota, no hubo diablo que lo retuviera dentro!".

Melchor de Santa Cruz. Floresta española (1574), 7ª, III.



Licor de bellota de graduación ligera


LICORES HISPANOS


Es increíble que habiendo una tan extraordinaria tradición hispana en la destilación de licores de hierbas, de nueces, de bellota, resolís, vinos generosos, formidables brandis jerezanos, sidras asturianas, pacharanes vascos, etc., nos hayamos dejado embaucar por mejunjes extranjeros de calidad dudosa y siempre, por importados, más caros. ¡Cuestión de marketing! No me importa hacer publicidad del Miura, riquísimo licor de cerezas silvestres de la sierra sevillana, o de este licor de bellota fabricado en Extremadura.

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