martes, 18 de enero de 2022

ABEJA CORTAHOJAS

 

Megachile sp. sobre Ononis natrix, pegamoscas, 24 mayo 2014

La ciencia y la poesía no deberían andar tan distantes. Fue precisamente la mirada poética de Mauricio Maeterlinck la que dio a sus obras naturalistas (La vida de las abejas, 1901, y La inteligencia de las flores, 1907) su universal valor filosófico y literario, digno de un premio Nobel. En uno de sus escritos menores -un artículo en homenaje a Jean Henri Fabre el “Homero de los insectos”- el gran escritor y místico belga se refiere a una abeja singular, silvestre y solitaria, frecuente en nuestros jardines, del género Megachile: la abeja cortahojas. 

Dentro de un aparador al aire libre, nidos en forma de cartucho
 fabricados por Megachile con recortes de hojas. Puede verse
la cabecita de la abeja en uno de los cartuchos amarillos (4 julio 2009).

Resulta que fabrica unos nidos curiosísimos para poner sus huevos, con alvéolos formados por una multitud de discos y elipses vegetales, cortados con precisión matemática de las hojas de árboles y arbustos (preferentemente rosales). Cita a J. H. Fabre:

Megachile centuncularis, 18 agosto 2011
“¿Qué guía tiene la Megachile para cortar en bellas elipses la fina tela del robinero? ¿Qué modelo ideal conduce sus tijeras? ¿Qué métrica le dicta las dimensiones? No parece, sino que el insecto es un compás viviente, apto para trazar la curva elíptica por cierta flexión del cuerpo, de la misma manera que nuestro brazo traza el círculo girando sobre el apoyo del hombro. Un ciego mecanismo, simple resultado de la organización, parece ser el único agente en su geometría”.
Sin embargo, el entomólogo sagaz duda de la explicación mecanicista, y se maravilla porque el "mecanismo" no puede ser tan ciego, ya que la abejita cambia de radio y modifica el grado de curvatura según las exigencias de su plan constructivo. ¡Y no solo eso!, sino que para tapar el nido, ya no recorta óvalos, sino círculos, y esos círculos se adaptan a la boca del recipiente con una precisión matemática.


Megachile centuncularis recortando con precisión de geómetra
un "ladrillo" para su nido, 18 agosto 2011.



El corte de la hoja del rosal


La familia Megachilidae es cosmopolita. No todas sus especies, de las 1.500 descritas, cortan hojas. Una de ellas, Megachile rotundata se ha usado comercialmente como polinizadora de alfalfa. 

Megachile sp. libando en una zarzamora, 3 junio 2020.

La hembra es más grande que el macho y pone un huevo en cada celda de su nido con una provisión de néctar y polen. Los machos emergen antes y mueren tras el apareamiento. Otros himenópteros las parasitan o les roban sus provisiones (cleptoparasitismo).


Megachile sp. sobre un tajete, 15 julio 2020.

La abeja más grande el mundo pertenece a esta familia, Megachile pluto, la abeja de Wallace, llamada así porque la descubrió el famoso naturalista Alfred Russsel Wallace en la selva de Indonesia. No se la volvió a ver durante 120 años, hasta que en 2019 fue filmada. Recoge resina con sus enormes mandíbulas y es considerada especie amenazada y vulnerable.

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