domingo, 18 de abril de 2021

NÍSPEROS

 

Nísperos inmaduros. 28 de febrero, 2020


Cuenta Rabelais que después del asesinato de Abel, la tierra empapada por la sangre de un hombre bueno fue ubérrima, fertilísima en todas las cosechas, sobre todo en nísperos. Se le llamó por ello el Año de los Nísperos Gordos; fue preciso apuntalar los trojes para que no se jajaran.

Sin embargo, a los que comieron aquellos frutos de sabor delicado les sobrevino una horrible hinchazón, menos a los frailes jerónimos, pues se decía de ellos que debían tener collum bovierum et ventrem omnipotentem, porque su regla no les impedía comer en abundancia y estaban acostumbrados.

A muchos que no eran jerónimos se les hinchó el vientre y a otros les crecieron gibas descomunales en las espaldas, a los que llamaron mortíferos. De esta raza dicen que nació Esopo, el grandísimo fabulista. Los hubo con suerte, a los que se les presentó la excrecencia sin dolor y a lo largo del miembro que llamaba la Lozana Andaluza "tencón", y se les puso grueso, brillante y acrestado a la moda antigua. Hay mujeres que lamentan que de estos se haya perdido la raza.

De la ingesta de aquellos nísperos algunos crecieron en estatura y de una pieza hasta el gigantismo y de esta raza, según Rabelais, procedía Pantagruel. Papamoscas, su antepasado, fue el primero que discurrió ahumar la lengua de vaca en la chimenea porque antes las gentes la salaban igual que jamones. Pero esto no tiene nada que ver con el níspero.

De aquella casta de gigantes procedía también Hurtaly que reinó en tiempos del diluvio, y no como Pantagruel, que nació en tiempos de terrible sequía (de la que hay mucho que contar). Hurtaly no sucumbió a las aguas porque las cabalgó a horcajadas sobre el arca de Noé, a caballo una pierna aquí y otra allá, ayudando así a salvar la nave de escollos y peligros.

La naturaleza siempre es peligrosa. Incluso sus criaturas más hermosas deben temer por su integridad, a veces son precisamente las más bellas, las más acechadas por los depredadores. Como esta mariposa, almirante rojo o Vanessa atalanta, que ha sufrido el hambre de los pájaros y ha salvado el tipo de la avidez de sus picos por muy poco. Aun perdiendo parte de sus hermosas alas, aún le quedaban arrestos para volar y libar las otoñales flores del níspero.

Almirante rojo, 27 de noviembre de 2013, sobre un níspero en flor

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