jueves, 1 de julio de 2021

CETONIA CARTHAMI

Cetonia carthami libando en una Thapsia villosa (umbelífera)


Hay quien dice que se llama cetonia por la forma de peine de las antenas, y quien piensa que "cetonia" viene del griego ketos, monstruo. "Carthami" viene del hebreo 'karthum', pintar, teñir.

Es escarabajo de gran tamaño, hasta dos centímetros. Florícola, de color verde metálico, luce bandas blancas transversales y fragmentadas en la parte media y apical de los élitros quitinosos. Sus élitros membranosos, que le permiten volar, se esconden doblados por debajo de los duros y están tintados de obscuro. 

Se alimenta tanto de pétalos como de néctar y polen; sus larvas, de madera descompuesta. Se distingue de su primo, Cetonia aurata (dorada) por la presencia de una pequeña mancha blanca redondeada en el ápice de cada élitro superior. Se distribuye por el Mediterráneo occidental: Iberia, Francia e Italia.


Nuestro escarabajo dorado hace mucho ruido; nada que temer, es vegetariano. Lo mismo se da un atracón de lilas que de celindas o de flores de azahar. 

El escarabajo esmaraldino dándose un atracón de lilas blancas


Una célebre anécdota del doctor Jung sobre el sueño de una paciente y un escarabajo dorado: 

Una joven paciente, en un momento decisivo de su tratamiento, cuenta al doctor Jung un sueño que le había emocionado. Le regalaban un hermoso escarabajo de oro. Mientras el doctor Jung oía el relato de espaldas a un gran ventanal, oyó como si algo golpease levemente los cristales. Un coleóptero dorado había chocado y caído en el alféizar. Lo tomó suavemente en sus manos y lo depositó con cuidado en la mesa. Se trataba de Cetonia aurata, un escarabeido, pariente del C. carthami retratado en esta entrada. Jung no dudó de que aquel escarabajo materializaba el símbolo onírico de la joven.

El escarabajo fue en el antiguo Egipto un símbolo de renacimiento, y eso sintonizaba también con el anuncio de la inminente curación de la enfermedad mental de la joven. ¿Azar o sincronicidad? Aunque el todo sea inabarcable e inimaginable, todo parece tener que ver con todo y no sabemos de qué extraña manera se conectan la materia y el espíritu.

Bibliografía: Jacobo Siruela. *El mundo bajo los párpados*, ‘Sueño y tiempo’. Atalanta, Gerona, 2010.

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