miércoles, 15 de septiembre de 2021

ENTRAÑAS ENCENDIDAS DE MUSGOS

Caliptras de esporofitos de musgo.

Musgo y amazonas

Los musgos o briofitas son plantas sin tejidos vasculares, sin verdaderas raíces, sin verdaderas hojas. Pero crecen formando hermosas colchas de terciopelo verdoso sobre tierra, piedra, madera e incluso en el agua. Se pueden reproducir sexual y asexualmente. Nos conviene respetarlos -y no arrancarlos, ni siquiera para el belén navideño- porque retienen la humedad del suelo y evitan su degradación; además, donde el musgo crece este desplaza a las malas hierbas, dando refugio a pequeñas criaturas. Sabrás cuál es tu norte allá donde crece el musgo.

Científicos españoles han descubierto en Sierra Nevada una especie del género Ceratodon a la que han llamado AMAZONUM porque no necesita machos para reproducirse, "amazonum" en honor de aquellas guerreras asiáticas, las amazonas, que se chamuscaban un pecho para mejor manejar y disparar el arco y con cuya reina Roxana casó el Gran Alejandro, discípulo de Aristóteles, según se cuenta. 

Tres o cuatro siglos antes dejó escrito Homero que la reina Pentesilea acudió con doce de sus amazonas en defensa de los troyanos. Aquiles se enamoró de ella mientras luchaban a muerte, hasta que la abatió con su lanza. La lloró y el colérico héroe aqueo le dio sepultura a orillas del Escamandro. Aquella mítica amorosa pelea y trágico duelo han sido esculpidos, pintados y cantados por artistas de todas las épocas. 

Para más información sobre el musgo amazonum: https://www.agenciasinc.es/.../Una-especie-nueva-de-musgo...

Musgo fructificando con esporangios inmaduros


Polillas del musgo

Tanto Eudonia mercurella como Eudonia angustea pertenecen a la familia Crambidae (polillas de la hierba). Antes se pensaba esta familia como subfamilia de las Pyralidae (polillas de hocico). 

Eudonia mercurella, 20 junio 2009.


Ambas vuelan en Europa y Asia Menor, pero mercurella lo hace también en Irán y en el oeste de China. "Angustea" se llama por angosta, es decir estrecha, llega a los dos cms. de envergadura y se disfraza de brizna de madera muerta; mercurella es un poco menor. Sus larvas se alimentan de musgo. Angustea vuela hasta finales de otoño. 

Eudonia angustea, 21 noviembre 2020


Por estos cerros vuela discreta una tercera especie del mismo género, Eudonia delunella, que fotografié un 15 de mayo del 2011, identificada por Jaume Oliveras en el Insectarium virtual de la Asociación Fotografía y Biodiversidad, a la que pertenezco y de la que aprendo desde hace lustros la misteriosa heterogeneidad y contradictoria unidad, del ser y de la vida. 


Setas o filamentos de musgo con esporofitos en sus cimas.


La entraña encendida del musgo

La belleza y el misterio del musgo, sus atractivas y sensibles propiedades, no les han pasado desapercibidas a los poetas. José Pedroni lo comparó en confidencia con la ternura: "es como el musgo tu ternura  / en mi piedra interior". La queja metafísica de Alfonsina Storni sobre "la cruz del tiempo"... "aterciopela el musgo de la tierra". La poetisa argentina describe la tarde "blanda y tranquila como espeso musgo". Verdinegro es para Armado Nervo, grisoso para José Asunción Silva, como el que crece sobre una calavera.

Manuel Gutiérrez Nájera exhorta a la Madre Naturaleza a que le abra sus senos "y que el musgo crezca sobre la humilde tierra de mi tumba". A Jaime Torres Bodet le parecía que "el musgo caminaba entre las losas". Manuel José Othón compara con el musgo su barba transparente y Julio Herrera Reissig pinta de musgo el cabello de su inmóvil ermitaño, en cuya cabeza anidan cuervos y golondrinas.


Arrhenia rickenii llevó también el bonito nombre de Omphalia rustica.
Seta diminuta amiga de los musgos, grisácea de bordes ondulados
con esporas blancas, aparece en invierno
y carece de interés culinario. Foto del 15 de noviembre de 2020.


Octavio Paz afirma: "Si tú eres la boca del agua / yo soy la boca del musgo", y en otro sitio: "Si abres los ojos, se abre la noche de puertas del musgo". Oliverio Girondo erotiza a nuestras briofitas: "Sé liana / anuda más / más nudo de musgo de entremuslos de seda que me ceden". Y Neruda en su poema El insecto se imagina como tal recorriendo el inmenso paisaje del cuerpo amado "de tus caderas a tus pies": "Oh qué musgo gigante! / y un cráter, una rosa / de fuego humedecido!". Gabriela Mistral ofrece su pecho cual gruta "de musgo afelpada".

Al famoso Olmo viejo de Antonio Machado "un musgo amarillento / le mancha la corteza blanquecina / al tronco carcomido y polvoriento". Para Juana de Ibarbourou es "asiento de musgo florido" el escogido para hablar de amor. Un vago olor a musgo descubre Francisco Villaespesa en la cabellera de su amada. 

Quiso García Lorca en una Casida "llenar su corazón de musgo / para ver al herido por el agua", y en su "Gacela del niño muerto" no duda: "Los muertos llevan alas de musgo". También para Blanca Andreu es su cuello el que morirá "hecho de musgo"... "Y corría la sangre como una estatua rota en el oro del musgo y de la nieve".

"La entraña encendida del musgo": Leptoglossum rickenii (= Arrhenia rickenii)


Una extraña alianza vive forjada en la razón poética entre musgo y memoria. Así en Salvador Novo, quien canta que, ausente la amada, cada nueva noche es "musgo para el recuerdo de tu abrazo". Rememora el poeta amigo Miguel Florián cómo la lluvia arrastra semillas que fructifican bajo el temblor de la memoria y cómo el agua deslíe la conciencia para que otro mundo renazca más intenso... Aquella

mano posada sobre el tiempo, aquella frente
con su gesto de arcilla, y este turbio afán
del hombre por alzar su casa derruida
bajo la tempestad, esta inquietud de abrir
en las ondas de todos los regatos la entraña
encendida del musgo...

Miguel Florián, Lluvias, 1995.



No hay comentarios:

Publicar un comentario