Dihagyris flammatra, 28 septiembre 2021 |
Mi amiga Alba se asustó cuando la falena (no fulana) entró revoloteando en la cafetería. La diligente camarera (o "mesera", como se dice al otro lado del Atlántico) estuvo a punto de perder el equilibrio y tirar la bandeja al suelo con todos sus desayunos. Eran exactamente las diez y veintiún minuto de la mañana fresca, espléndida, otoñal. Lo sé porque el archivo de imagen de la cámara del celular recoge estos detalles, incluso las décimas de segundo. ¡Las máquinas son tan perfectas!
"¿Qué hace una polilla de cinco centímetros de envergadura como tú en un sitio como este?", le pregunté. Collar negro es el nombre popular de Dichagyris flammatra, que fue descrita por primera vez para la ciencia en 1775 por Michael Denis e Ignaz Schiffermüller, y es natural del centro y sur de Europa, extendiendo su hábitat hacia oriente, hasta el Tibet y la India. Pertenece a la amplia familia de los Noctuidae.
"Me he perdido", me dijo la polilla telepáticamente, y añadió: "Ha sido un largo viaje. Buscaba calor. Estoy mareada".
"Mejor si vuelas a la calle o te aplastarán sin contemplaciones", le contesté. No hizo caso, así que la cogí con delicadeza para que no se dejara en mi mano sus escamas y la largué a la calle... La vi elevarse por encima de los tejados de las casas, ¡qué bien volaba! ¿Buscaba tal vez fresas silvestres o dientes de león donde poner sus huevos? O quizá una amante tardía o un amigo otoñal.
Los expertos no se atreven a determinar su sexo por la foto, que tampoco es buena, de móvil bq, seguramente es una hembra, pues es común que los machos de estas familias de lepidópteros nocturnos ostenten antenas plumosas o pinneadas.
Sea del sexo que fuere, Collarnegro ha quedado retratada un 28 de septiembre en una cafetería del centro moderno, aventurera, cansada y despistada, en el segundo año de pandemia chinense cuando parece que remite la plaga.
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