lunes, 15 de enero de 2024

VESTITOHALICTUS

 

Vestitohalictus cf pollinosus en vuelo, 24 julio 2020

Al género Halictus ya le hemos dedicado una entradita en este blog. Son himenópteros apócritos de la familia Halictidae. A los insectos del género Halictus se les llama "abejas de Surco" o "abejas del Sudor", esto último porque a veces buscan sales u otros elemenetos en el sudor humano, sin ánimo de injuriar ni herir...; o, con más peligro para el humano, en sus lágrimas. Un caso sorprendente se cuenta en la entradita que he enlazado más arriba, el de una señora china, a la que un médico extrajo diminutas halíctidas vivas del envés de sus párpados. 

Las más de trescientas especies de abejas halíctidas están distribuidas sobre todo en el Hemisferio norte. Suelen ser negras, doradas o metalizadas, con reflejos broncíneos y verdosos. En sus exoesqueletos se dibujan bandas blanquecinas apicales, es decir hacia el final de los segmentos del abdomen.

Vestitohalictus sp. sobre verrucaria (Heliotropium europaeum)

Algunas especies son sociales, otras solitarias. En general hacen túneles bajo tierra con celdillas ovaladas donde almacenan néctar y polen para sus crías. Depositan un solo huevo en cada celdilla-despensa y después lo cierran con barro en lugar de cera.

Hembra de Vestitohalictus sp. (cf. pollinosus) 24 julio 2020

Vestitohalictus, el largo nombre que da título con propiedad a esta entrada, está considerado un subgénero del género Halictus. Son abejillas muy pequeñas, doradas, de vello rubiáceo. Los machos tienen antenas más largas y fuertes que las hembras. Son importantes polinizadores ibéricos aunque suelen pasar desapercibidas por su escaso tamaño y su aplicación a la vegetación silvestre.

Dos instantáneas del mismo ejemplar: Vestitohalictus cf pollinosus,
macho sobre Blupeurum fruticosum. Once de julio del 2009


En uno de sus poemas de Los mares, las memorias, cita Miguel Florián a las "felices abejas" que llegan hasta los labios e inundan de luz las horas ya vividas. Según su pensamiento imaginante, algo tienen que ver las abejas con los laberintos y cavernas de Memoria, madre de las Musas. Son símbolos o emblemas de felices momentos pasados en comunicación con la naturaleza, como en Garcilaso. En "Memoria común", otro poema de Florián, son las abejas las que "trenzan sus cordeles de luz" mientras "esparcen las mimosas su lejano perfume parecido a la miel".

Abejitas doradas. Halíctidae?

Tardé mucho en descubrir que existen abejillas cuyo exoesqueleto brilla como un relámpago de luz dorada, mientras que sus grandes ojos, incrustados en bronce, despiden reflejos esmeraldinos o granates. Tuve que pasar por un aprendizaje de observación naturalista de lo pequeño en que puede contenerse un mundo maravilloso, mágico, extraño y hasta hermosísimo. Sucedió en un instante memorable, un seis de abril del 2009, en una de esas islas que, entre dos caminos o carreteras, sirven de refugio a la fauna y la flora silvestre. Vale como testimonio y prueba de aquel arrobamiento contemplativo el contemporáneo collage o composición fotográfica de más arriba.

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